El chico que nunca existió

El chico que nunca existió
Sjón – Nórdica

“El chico no había vuelto a poner el pie en los terrenos de la escuela infantil desde que completó la clase de los doce años de edad con la más baja calificación.
Antes de poder darse ni cuenta, ha llegado a la tapia que da a Laufasvegur y está parado en “el punto invisible” que era su refugio durante los recreos y desde donde observaba a lo lejos a sus compañeros y compañeras de clase – donde tenía claro que la elección era solo suya, que era él quien decía no a participar en los juegos de los niños antes de que estos tuvieran ocasión de excluirle-. Pero aún no ha llegado el día en el que se pueda mezclar voluntariamente con la gente de su edad.
Ahora está otra vez en su puesto de observación y pese a lo tremendo de la situación se siente, como en otros tiempos, totalmente ajeno a lo que sucede delante de sus ojos.”
Sjón, el escritor islandés del que nos podemos olvidarnos desde que leyéramos “El zorro ártico” homenajea a su tío paterno Bosi, marica, alcohólico, bibliófilo, socialista y gay, que moriría en 1993, recordando su juventud en Reikiavik, donde mientras Europa moría en los campos de batalla de la primera Guerra Mundial, la “fiebre española” dejaba las ciudades islandesas llenas de cadáveres de todas las edades, y con el efecto de riego por aspersión de la enfermedad que suponía cada llegada de un barco a lospuertos cargado de marineros deseosos de abrazar y copular.
Sjon vuelve a demostrar su dominio de una prosa lírica, donde los silencios son tan importantes como las palabras y donde el entorno social vuelve a ser claustrofóbico y del que el protagonista no consigue salir hasta que no rompe la barrera que lo demarca, en este caso, el puerto que le abrirá al mundo donde encontrará la posibilidad de ser aceptado, de vivir una vida para diferente de al que el destino le tenía escrita, cuando se cría viendo a su madre por el agujero de una puerta, sin tocarla, encerrada en una leprosería.
Sociedades cerradas y entornos duros y miserables donde la supervivencia supone un empeño titánico, frente a la mente y los anhelos de un niño, dispuesto a encontrar quién es.
Desde las tres primeras páginas uno no puede dejar de leer este arrebatado cuento escrito desde las tripas, frías, de un narrador único surgido del frío.

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