El cielo de la selva
La lectura engulle al lector como la selva engulle a las crías. Y esa es la habilidad que dota a su autora de una personalidad feroz para deleitarnos con un frenético imaginario tan desconcertante como cautivador.
La lectura engulle al lector como la selva engulle a las crías. Y esa es la habilidad que dota a su autora de una personalidad feroz para deleitarnos con un frenético imaginario tan desconcertante como cautivador.