Sabrina

de Nick Drnaso, con traducción del inglés de Carlos Mayor, en Salamandra Graphic, 2019.

Dicen que este cómic, que ha sido el primero en ser nominado al Man Booker Prize, trata de las fake news y los efectos de las teorías conspiranoicas. Y es verdad, pero en el fondo, habla de la soledad. De la soledad de la gente rodeada de otras personas. Y de esta soledad deviene la tiranía que ejercen sobre nosotros los medios que, convirtiéndonos a todos en productores y divulgadores de pseudoinformación masiva y continua, nos lleva a la parálisis y la desesperanza por exceso.

Un suceso, la desaparición de una mujer, salta de las páginas de sucesos más o menos habituales en una gran ciudad, a los mensajes conspiranoicos y pesecuciones de los medios que viven del escándolo y la noticia nueva de cada día. El novio de la chica, un hombre ya asocial, se refugia en casa de un antiguo amigo que, a su vez, lleva una vida cargada de vacío.

Los efectos en las personas de la exposición continuada a la desinformación masiva les lleva al aislamiento íntimo, a la locura vestida de rutina, a convertirse en pequeñas bombas de relojería abandonadas que pueden estallar en cualquier momento.

Una novela con carga de profundidad, que ahonda a través del dibujo y el color en nuestra vida marcada por las pantallas y la falta de relaciones personales, supone una gran aportación artística a la explicación de nuestros días que corrobora la pericia de su anterior trabajo, Beverly, en el que retrataba los Estados Unidos y su clase media blanca deteriorada, caldo de cultivo de lo que se nos está viniendo encima.


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