Paseo.12: Los libreros no son superhéores

Los senderos del mar. Un viaje a pie

(1) Los libreros no son superhéroes, también enfermamos. Por eso tuve que terminar de leer Los senderos del mar. Un viaje a pie (Acantilado, 2017) el domingo pasado metido en la cama. Cuenta su autora, María Belmonte, que tiene un amigo en San Sebastián que deja una caja llena de «buenos libros» en la puerta de su casa. Aquel que quiera puede hacer uso de ellos. Puro altruismo. Una noche, despúes de cenar con su marido en casa de este amigo, explica, cogió de la caja El mar que nos rodea, de Rachel Carson. Lo leyó con fruición. Y le gustó tanto, le despertó tal curiosidad, que decidió escribir Los senderos del mar.

Rachel Carson está considerada la inspiradora del ecologismo moderno. En los sesenta del siglo pasado denunció en La primavera silenciosa (Editorial Crítica, 2016) el uso de pesticidas DDT por parte de algunas compañías, con lo que se ganó una campaña de despretigio inmerecida. Fue la CBS quien emitió un programa en el que Carson daba datos que corroboraban sus denuncias. Su falta de protagonismo, su sinceridad y su entrega, le ayudaran a zafarse de las acusaciones espurias de las compañías. Heredera de las ideas de Thoreau, esta bióloga marina escribió en 1956 El sentido del asombro (Ediciones Encuentro, 2012). El librito no supera las 50 páginas, y en el se esconde la idea que late en el libro de Belmonte: el asombro ante la inmensidad del mundo, la fascinación ante aquello que la rodea.

Lleno de anécdotas jugosas, la autora de Peregrinos de la belleza (Acantilado, 2015) hace 5 excursiones por la costa vasca, de donde extrae, tanto de lo diminuto como de lo inmenso, singularidades de la naturaleza e historias sorprendentes. Belmonte prefiere los caminos que se alejan de la vía principal, donde afloran ideas que no priman el beneficio de lo inmediato. La observación y el sosiego también son cualidades válidas para el viaje. Y no es Belmonte una aventurera al uso, tipo su querido Bruce Chatwin o Patrick Leigh Fermor, ella va con guía. Pero es la mirada, sensible, inteligente y suspicaz, lo que la diferencia. En un charco puede ver el Lago Victoria. La historia de la playa o la de las olas viajeras, de cómo los vascos eran grandes cazadores de ballena o del impacto que causó Vincenz Priessnitz con sus ténicas de hidroterapia, son sólo algunos ejemplos de todo lo que cabe en este libro que, como un canto ilustrado, esconde el poder de la vida y de la naturaleza.

Baroja (& Yo)

(2) No hace falta pinchar en un hipervínculo para que una lectura te lleve a otra, con los libros de papel también se pueden trazar mapas infinitos. Y como ya estaba en el norte de España, puse el ojo en Baroja (& Yo) (Ipso Ediciones, 2018), la última entrega de Sergio del Molino. Como el título señala, el autor de La España vacía (Turner, 2015) se acerca a las lecturas que hizo de los libros del escritor donostiarra. Lejos de lo académico y de lo convencional, Del Molino imbrica biografía propia con ajena, y muestra a aquel adolescente vestido de negro que fue, el divorcio de sus padres, sus paseos por el País del Bidasoa, sus escapadas, ya de adulto, a Astigarraga, con la mirada embebida por las lecturas del autor de La leyenda de Jaun de Alzate (Espasa, 2017) y su evolución como lector: «El buen lector, como el buen amante de la naturaleza, disfruta viendo a los autores y a los animales en libertad, en su hábitat, mientras él espía desde la maleza con unos prismáticos. Así leo ahora yo, por eso los libros significan cosas tan distintas a las de los egoístas y posesivos años, cuando creía que las novelas me contaban a mí.» Del Molino pasa de ser el adolescente que odia el mundo, al adulto que lo abraza y lo acepta. Cuestión de supervivencia.

Lady Bird

(3) Precisamente de odios y reconciliaciones, pero también de la fragilidad, de la pérdida, de la amistad, del amor y los desengaños, habla Lady Bird (entre otras cosas), la ópera prima de Greta Gerwig, que como Joan Didion, nació en Sacramento. No es casualidad que la película comience con una cita de la autora de Noches azules (PRHM, 2017). Christine (Lady Bird) vive en esa ciudad manchada por la rutina. La acompaña una familia adorable, pero insuficiente para tocar la muga de los sueños. Lady Bird sortea con gracia los tópicos de la vida americana y describe las dificultades de la clase media, sus ritos de paso, los conflictos generacionales que se le plantean a esta joven llena de energía que encuentra en una universidad de Nueva York una oportunidad para ser una nueva persona o para reconciliarse consigo misma. Grandiosa. Me consuela que al menos el cine, de vez en cuando, siga dando superheroínas.

@cercodavid es David García Martín

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