Paraíso Alto

Paraíso Alto
Julio José Ordovás
Anagrama, 2017

«Yo también vine a Paraíso Alto a suicidarme». Así comienza este conjunto de historias con hechuras de novela de Julio José Ordovás (Zaragoza, 1976), un escritor que transita, con suculenta voz, por el tema del suicidio, al cual le da un tratamiento de alto voltaje poético. Si a San Pedro se le encargó el trabajo de estar a las puertas del cielo, al protagonista de Paraíso Alto, se le encomienda la tarea de recibir a los suicidas que llegan a esta tierra donde el abismo es frontera y enterrarlos, una vez se han quitado la vida.

Entre ángel y espantapájaros, este ser de alma temblorosa vive cerca de Carmen, una samaritana que cuida de él mientras ha envejecido tras el cristal de su ventana. Carmen, además de buena cocinera, es la única habitante de este sucedáneo de Comala. Paraíso Alto parece cargada de una simbología que no hace sino apuntalar más y mejor todos sus misterios. Ahí está la casa en la que vive el ángel con «aspecto de muela cariada». O la cancioncilla que a todos llena de luz, según este ángel pro.

Ordovás divide la novela en dos partes. En la primera pone en situación al lector, lo ubica y le explica cuáles son sus funciones como asistente de estos suicidas en potencia. Un aire apocalíptico envuelto en una soflama bíblica ronda en torno al texto: «Está escrito que cuando el mundo sea arrasado sólo quedaran las serpientes. Ellas serán las únicas que sobrevivan a todas las desvastaciones y volverán a reinar sobre la tierra. (…) No me dio miedo pensar que esa misma noche la culebra saldría de su tumba y seguiría mi rastro y no descansaría hasta que consiguiera enroscarse en mi cuello y envenenar mis sueños». «Oficio de ángel» es el título.

La segunda parte, más extensa, es una sucesión de situaciones en las que el narrador presenta a los personajes que van a Paraíso Alto a quitarse la vida. Un tiburón de la banca, un camarero cocainómano o unas gemelas discapacitadas, entre otros muchos, son algunos de los arquetipos que llegan a este cabildo de la muerte. En esta parte titulada «Vistas y apariciones», el autor de El Anticuerpo (Anagrama, 2014)  explora diferentes caminos y situaciones, y deja correr, sobre este poblacho propenso al vuelo de mariposas negras, historias mágicas y líricas -no sé de cuál de las dos está más cerca, pero el efecto es positivo.

Mientras leía Paraíso Alto recordaba algunos episodios de Room, la serie de HBO que se desarrolla siempre en la misma habitación de hotel. Ordovás explota con un recurso parecido las posiblidades que da la llegada de un viajero que va en busca de la muerte a este pueblo tan singular. Cada uno llega con sus miserías, harto de vivir, con una historia y un pasado que lo aflige. Por otro lado, el ángel, también un alma llena de dudas y un pasado que truena de recuerdos. Paraíso Alto se puede leer como una novela a como un libro de relatos: historias pequeñas en las que late un corazón de gigante.

@cercodavid es David García

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