Catherine

Catherine
Patrick Modiano e ilustrado por Jean-Jacques Sempe – Blackie Books

Hay algo especial en llevar gafas, más cuando eres pequeño y puedes ver el mundo de una manera distinta. Tienes el superpoder de ver suave y borroso cuando llegan problemas o simplemente cuando quieres ver el mundo de una manera única, porque todo aquel que intente descubrir tu secreto solo logrará marearse. Cada vez que, por las mañanas, me toca enfrentarme a la vaguedad del sueño o la firmeza de lo distante echo mano de este instrumento mágico que se alía con mi miopía.

Catherine Certitude recuerda desde Nueva York su infancia en París, con la niebla que da el recuerdo en lugar de las dioptrías. En esta época, ella y su padre viven en el arrondisment número 10 de París, encima de un almacén donde el señor Certitude tiene negocios nocturnos y algún problema con la justicia. Los dos llevan gafas, juegan por las mañanas a manchárselas con espuma de afeitar y se las quitan cuando tienen ganas de soñar y ver el mundo de una forma más tierna y leve. Catherine, que va a clase de ballet con una profesora que finge un acento ruso para creerse su papel, descubre que es capaz de bailar de forma especial ante el mundo de contornos suaves gracias a dejar sus gafas a un lado.

Por la vida de esta familia circulan personajes llenos de extrañezas, desde la madre que, desde Nueva York, llena las cartas de faltas de ortografía hasta el socio con ínfulas de poeta y tendencia al ripio. Hay una fiesta llena de frustraciones paternas y un horizonte de tejados ante el que despertarse por las mañanas; todo rodeado de los dibujos de Sempé, capaces de recrear la niebla en la que se envuelve todo el cuento.

Como al señor Certitude, en la Buena Vida nos gusta abrir cada día entre pensativos y muy decididos y afrontar lo que venga con un «y ahora, señora Vida, a vernos las caras», aunque nos tengamos que quitar las gafas un rato para dejar que todo sea un poco como soñamos.

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