Una pasión parecida al miedo

Una pasión parecida al miedo
Mary Ann Clark Bremer – Periférica

“¿Qué es lo que hace que la gente se enamore? (…) La única verdad indiscutible sobre el amor es que es un misterio tremendo (…)”

… un misterio que inevitablemente nos revuelve por dentro, lo vuelve todo más amable, y hace que uno no sepa ya si lo que ve es real o fruto de su imaginación, que le ayuda a construir lo soñado. ¡Qué más da!

Pero ahí está la vida ya vivida para importunarnos.

Y eso es lo que encontramos en Una pasión parecida al miedo. Por supuesto que Mary Ann Clark Bremer no nos desvela aquí el enigma, sólo nos cuenta una historia entre dos personas que en el momento de encontrarse comparten el haber perdido a un gran amor, uno de esos de los que dicen sólo hay ¿uno? ¿tres? ¿quizá cinco? en la vida. Algo que de forma inevitable marca a los dos personajes.

Los paseos que comparten en esta novela breve sirven de escenario para intercambiar confidencias e historias, pero también para ver cómo surge de nuevo un sentimiento que se presenta sosegado, reconfortante, que desde la calma y sin saber muy bien cómo ocurrió tira de ilusión, y que uno reconoce cuando se encuentra sonriendo sin motivo.

Pero viene de la mano del miedo, también calmado, también inesperado, camuflado. Mary Ann Clark narra con sutileza esa lucha entre razón y corazón, tanto, que no parece ni que exista el enfrentamiento, pero se delata al confesar haber “aprendido a soportar mejor los malos recuerdos, (…) los desmanes de mi corazón herido”. Y cuando uno lo ve desde fuera, se da cuenta de lo absurdo de dejar que el miedo tome parte.

Llamadnos raros, pero en La Buena Vida preferimos cargar con buenos recuerdos, que los encuentros anecdóticos se repitan hasta convertirse en grandes historias que nos pongan esa sonrisa en la cara, y por supuesto, hacerlo siempre con pasión, aunque a veces sea también algo miedosa.

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