Día 12: El turismo de estar solo

Destemplanza. Eso es lo que sienten los protagonistas de Hacer el amor, de Jean-Phillippe Toussaint (ed. Siberia), mientras intentan asumir el final de su relación de siete años en mitad de un Tokio nevado, que recorren de madrugada en zapatillas de hotel sintiéndose absurdos, ateridos y ausentes. Hasta que se compran unos calcetines para regresar a la habitación a amortiguar el frío y afrontar una realidad que duele más que nada. Historia de duelo y de viaje a ninguna parte, por pura alteración del orden propio y público, ante la impotencia de no poder sacar conclusiones de lo que ha concluido.

Hace no mucho el discurso sobre cierta variedad se quedó en peras y manzanas.

Pero estos días, como el calor aprieta y lo poco que apetece comer es fruta, para los libreros como nosotros la discusión se ciñe a las manzanas.

A las de Apple, con sus mordiscos electrónicos como los de la madrastra de Blancanieves, y a las otras manzanas, que van y vienen en cajas -como las de La Buena Vida, que han empezado su tournée de un local o otro-, que se pueden tocar, y se descargan del modo tradicional: de la huerta a la furgoneta de la cooperativa, de ahí a la frutería, atendiendo a la demanda, para que lleguen a las manos del consumidor habitual.

Los libros tienen su propio peso. Apple y otras cinco editoriales no pueden hacer con ellos lo mismo que los compradores de oro de la calle Arenal con sus chalecos reflectantes: alterar la báscula para ganar más y hacer negocio, a costa del empeño de los otros. Sus manzanas crían gusanos que no aceptan la morera como forma de pago, y nos deja a los libreros cabreados, ante tanto descrédito electrónico, de cuerpo evanescente que amplifica aún más el efecto invernadero.

Mañana sábado 20 de julio, a las 22.15, Brillante Mendoza nos acercará a Lola (2011), la forma que tienen los filipinos de llamar a las abuelas, a la sala 1 de la Filmoteca. La fortaleza y entrega de dos matriarcas abatidas por la pérdida de sus nietos -uno es asesinado por el otro-, como demostración de que la justicia puede ser un rescate que está por encima de la pérdida y la miseria.

Ya sabemos que estás al tanto de nuestra segunda cuestión a debatir, pero dinos si eres un comprador autónomo o de los que hace oído y sigue con interés los pizzicatos de su librero. Ahí queda.

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